Este Viernes Santo
se realizó, en su 19º edición, el tradicional Vía Crucis del Encuentro, con la participación del obispo diocesano Fray Carlos María Domínguez, sacerdotes, religiosas y fieles católicos que con antorchas caminaron hasta el centro de San Rafael desde cuatro columnas.
Guiados por el rezo del Vía Crucis que fue transmitido por radio Piuquen 90.5, las columnas llegaron al mismo tiempo a un escenario montado en la intersección de las principales avenidas del centro, donde fueron recibidos por la Banda de la Policía de Mendoza, que bajo la dirección del Oficial Principal José Luis Espejo, interpretó la Marcha fúnebre.
Posteriormente, el obispo Domínguez realizó el Sermón de la Soledad, un momento especial de reflexión en donde habló sobre "el aparente abandono del Padre a Jesús, un misterio que a todos a veces nos golpea en la vida, ese aparente silencio de Dios justo allí en el calvario".
Continuó el obispo: "A nosotros en nuestra vida a veces nos suceden cosas que no entendemos, nos toca aferrarnos a la cruz del dolor, del sufrimiento, de la crítica, de la angustia ante el futuro y nos preguntamos el por qué. Sepamos que Dios en ese silencio está sufriendo junto a nosotros. En ese dolor que nos toca vivir, el Padre nos está abrazando. No pensemos nunca que Dios no nos escucha. Su silencio es un misterio, pero está junto a nosotros.
Como todos los años la organización del Vía Crucis del Encuentro, estuvo a cargo de la comisión del Servicio Sacerdotal Nocturno, junto a colaboradores que ayudaron desde el montaje del escenario, el sonido, luces, locutores que leyeron el texto escrito por el padre Juan Pablo Sancho e integrantes del coro Magnificat.
En su despedida, antes de la bendición final, el obispo expresó que "necesitamos de la fe que tuvo María para permanecer de pie durante todo el calvario de su Hijo" y pidió que sea ella quien "nos ayude a vivir y experimentar el silencio de Dios para que se haga fecundo en nuestro corazón".