Después de un día ajetreado, nuestros pies pueden verse enrojecidos o hinchados, debido al esfuerzo muscular. También las articulaciones de los pies, que se ven sometidas al esfuerzo, causan dolor. Los baños para calmar el dolor en los pies son un remedio antiguo, al que han recurrido prácticamente todas las culturas, sigue siendo muy efectivo.
Las propiedades relajantes del agua tibia sumadas a fórmulas con ingredientes muy cotidianos que tienen acción desinflamante pueden darnos alivio en minutos.
Para pies muy cansados
Necesitamos un puñado de flores de manzanilla, un puñado de hojas de menta, hojas de laurel, dos litros de agua y una pizca de bicarbonato de sodio.
Colocar el agua a hervir en una cacerola y, cuando rompa el hervor, retirarla del fuego y añadir las hierbas. Dejar reposar 5 minutos, agregar el bicarbonato y colocarla en un recipiente donde se puedan sumergir los pies, agregando un poco más de agua fría hasta que el líquido cubra bien. Lo ideal es permanecer con los pies en el baño unos 10 a 15 minutos, y secar luego a conciencia, sin enjuagarlos.
Baño y aceite ultra relajante
Necesitamos media taza de vinagre de manzana, dos cucharadas de aceite de almendras, germen de trigo u oliva.
Preparar el baño en un recipiente con agua caliente , añadir el vinagre y sumergir los pies 15 minutos. Luego secar los pies, y untarlos cada uno con una cucharada de aceite, masajeando ligeramente. Dejar los pies en reposo otros 15 minutos más con el baño de aceite y luego, secarlos con papel absorbente, para enjuagar en agua tibia, si se considera necesario.
Este baño es ideal para hacer antes de acostarse, ponerse unas medias de algodón y dejar que la piel absorba los emolientes del aceite durante la noche.
El más fácil: con fécula de maíz
Necesitamos agua suficiente para cubrir los pies, tibia, y fécula de maíz unas dos cucharadas por litro. Diluir la maicena en el agua y sumergir los pies, la fécula es antiinflamatoria, ayuda a suavizar la piel y relaja. Unos 15 minutos son suficientes.