Pese a que fue la proteína animal que menos acompañó a la inflación, con un promedio de 47,2 kilos por habitante por año, el consumo de carne vacuna se derrumbó a niveles históricos y ya es el peor de los últimos 28 años.
El dato fue proporcionado por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados (Ciccra) que además señaló que, en este promedio de enero-octubre de este año habría quedado un 11,2% por debajo del mismo período de 2023. Según comentó Miguel Schiariti, titular de la entidad, a La Nación "al menos desde 1996 que no se está en un consumo tan bajo de carne vacuna".
"A pesar de estar muy atrasada en el precio en al menos el 50%, es una catástrofe lo que está pasando con el consumo. Y la explicación de la caída es simple: la carne vacuna fue reemplazada por pollo y por el cerdo porque con un valor promedio de un kilo de carne vacuna se puede comprar tres kilos de pollo o dos kilos y medio de cerdo y, cuando la situación económica y el poder adquisitivo está debilitado sucede esto y el que decide es el bolsillo", detalló.
En este sentido, señaló que si bien cae el consumo de carne vacuna y aumentan el de las otras carnes, donde la Argentina sigue estando en el segundo lugar como consumidor de proteína animal en el mundo: el primero es Estados Unidos con 224 kilos, donde 30 de ese total es de carne vacuna y el segundo es la Argentina con 114 kilos de carne de proteína animal, de los cuales los 47,2 es proteína vacuna.
Según el documento mensual que elabora el Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), el precio del pollo y del pechito de cero tuvo una variación interanual del 176% y 173% respectivamente, mientras que la carne vacuna alcanzó el 149%, con solo un 33% de enero a octubre de este año. "Los precios de los distintos cortes de carne vacuna han registrado una variación del 1% en octubre pasado con respecto al mes anterior. Un incremento del 33% en los primeros diez meses del año y una variación interanual se ubican en un 149%", indicó el informe.
En este escenario, Schiariti no tiene muy buenos augurios en un futuro cercano, aunque algunos engordadores a corral estén pensando que en diciembre próximo se va a producir una reacción en el precio. Para el directivo, no va a haber un salto muy fuerte en el valor en esa fecha porque el consumidor todavía no siente un incremento en sus ingresos. "Los aumentos en los salarios no fueron generales, solo ocurrió en aquellos convenios que tuvieron paritarias. Pero más del 50% del trabajo registrado son empleados públicos o que dependen de los estados provinciales o municipales y esos no han tenido suba de sus salarios", dijo.
Además, afirmó que antes la incidencia de las tarifas en el ingreso medio de la gente era del 2% y en la actualidad esa es del 4 al 4,5%. "Entonces, la caída en los precios de algunos productos todavía no tiene repercusión porque el consumidor/usuario empieza a gastar antes de haber gastado. Este es uno de los motivos por los cuales todavía no se siente el crecimiento de la producción y el pequeñísimo incremento en los ingresos del gran parte de la población", consideró.
Entre los alimentos, carnes y derivados fueron los que registraron la menor suba en el mes, igualando al promedio de los alimentos (0,9%). En promedio los precios de los principales cortes vacunos relevados subieron 0,4% en el mes.", describió.
"En Ciccra estimamos que los aumentos se van a dar recién en febrero y marzo. En el primer trimestre del año se empezará a ver con mayor nitidez la mejora de los ingresos de la gente. Y ahí entonces sí, ante la falta de hacienda, los precios van a aumentar de manera significativa", agregó.
Sergio Pedace, vicepresidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya) coincidió en que la recuperación del valor de la carne vacuna a fin de año "será poca, no grandes cosas". Para el especialista, "Obviamente, el bolsillo argentino se puede ir arreglando un poquito y eso va a mejorar algo, no mucho más" dijo y subrayó que por otro lado, el precio de la carne no se vincula con la inflación general, sino con la relación de oferta y demanda, y más atado al dólar y a la demanda externa. "Eso es lo que vemos", destacó.