El Gobierno ha iniciado un proceso de revisión sobre las regulaciones que rigen la importación de alimentos y la Ley de Etiquetado Frontal, con el objetivo de simplificar procedimientos y estimular la llegada de nuevos productos al mercado argentino. Estas medidas buscan no solo generar competencia en precios, sino también ampliar la variedad de opciones disponibles en las góndolas del país.
En cuanto al etiquetado frontal, funcionarios plantean que los octógonos negros, implementados desde 2021 para advertir sobre excesos en nutrientes críticos, generan confusión entre los consumidores. Un regulador ejemplificó el caso del yogurt, la mermelada y los caramelos, que, pese a tener grados muy distintos de azúcar en exceso, reciben el mismo sello. "Queremos revisar esta normativa para mejorar su utilidad y claridad", indicó.
Paralelamente, se analiza una propuesta para que los productos certificados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) puedan ingresar al país sin necesidad de pasar nuevamente por la aprobación de la ANMAT. Esto permitiría reducir los tiempos burocráticos y eliminar intermediarios que entorpecen el proceso, según explicaron fuentes oficiales.
Actualmente, la importación de alimentos implica trámites complejos, como la obtención de certificados fitosanitarios y la inspección de plantas productoras. Estas exigencias, según el Gobierno, favorecen prácticas irregulares y demoras que afectan la disponibilidad de productos en el mercado.
Si bien no hay un cronograma oficial para implementar estas modificaciones, la intención es avanzar en los próximos meses mediante decretos que podrían entrar en vigor antes de que expire el período de facultades delegadas.