Si de largas carreras hablamos, muchos futbolistas se vienen a la mente. Gianluigi Buffón es tal vez uno de los de mayor renombre, recientemente retirado a sus 45 años. En Argentina está actualmente a José Sand, que con 43 sigue vistiendo los colores de Lanús. Kazuyoshi Miura, de 56, es reconocido por muchos como el más longevo del mundo, pero el Récord Guiness le pertenece a un uruguayo: Robert Carmona, la leyenda.
Ver un partido del C.D Iraklis, denotará que el volante central tiene una particularidad. Con su larga cabellera color gris, lleva el dorsal 61, un número que parece no representar nada, pero en este caso sí: es su edad. Nacido el 30 de abril de 1962 en Montevideo, es futbolista desde 1976 de manera ininterrumpida y pasó por tantos clubes que perdió la cuenta. "Estoy confundido, son 48 o 47. Hay algunos que ya no están, porque en Estados Unidos si se compra un equipo y le va mal, se vende y lo compra otra persona y cambian nombres y ya no existen", explicó.
Carmona y una carrera plagada de cambios y anécdotas
Desde su debut en 1976, Robert Carmona lleva más de 2200 partidos disputados y toda una vida dentro de las canchas. "En España es como la quinta vez que juego, también en Italia y Uruguay. Estuve un torneo en Canadá. Por ahí siempre se me escapa algo, pero creo que cinco países y 47 o 48 equipos", dijo en una entrevista con Marca. "Jugué a los 18 años en un club y volví a jugar a los 50. Jugué con un jugador y también había jugado con su abuelo cuando tenía 17 años", contó entre tantas anécdotas.
A lo largo de su carrera, que todavía no termina, muchas cosas cambiaron del juego y del reglamento. "Para mí ha cambiado prácticamente todo menos que se juega 90 minutos, con una pelota, las tarjetas roja y amarilla, 11 jugadores de cada lado... Hasta las sustituciones cambiaron porque mucha gente no sabe que antes también eran cinco. Ahora sorprende que vuelvan a ser cinco. El fútbol es uno solo y quieren inventar demasiadas cosas", declaró. "El VAR ha complicado la vida a los árbitros. Además, la mayoría de jugadores han perdido el respeto, no le permiten ejercer la profesión. Es un ser humano que se puede equivocar, pero eso ha cambiado. Antes se respetaba, hoy no. Los jóvenes confunden, no escuchan, no quieren aprender", agregó.
Entre tantos cambios, si hay algo con lo que Carmona reniega es con las nuevas generaciones. "Los vestuarios de ahora son calamitosos, paupérrimos. Entran con música, se cortan las medias, cortan las camisetas, se afeitan, se peinan... Yo me voy, me cambio solo en el baño. Aparte pido que apaguen la radio. Algunos lo hacen y otros no. Si no lo hacen, me voy", lamentó. "Están más preocupados por el zapato a cómo está el técnico dando la charla y nadie le escucha. Salimos a la cancha y no escucharon. ¡¡¡No escucharon!!!", siguió. "No hay interés, no hay ese amor por nadie, por la camiseta, como decía Maradona. Pierden 5-0 y se van riendo del vestuario, se están abrazado con el rival. Eso está mal, porque se está jugando con una institución, con la afición, con el futuro, con los juveniles que vienen desde abajo, con la inversión millonaria que hacen algunos clubes... Es todo un combo", completó.
Vida sana, la receta para seguir en actividad
Con 47 años (y contando) como futbolista, Robert Carmona entendió que debía mantener una vida sana, con una buena alimentación, descanso y, sobre todo, no salir más de fiesta por la noche. "Lo aprendí cuando pateé un penal jugando en Pan de Azúcar. En esos cuadros se paga por partido. Yo jugaba en reserva, primera y juveniles, tres partidos por domingo. Jugaba sin dormir porque me iba a bailar como todo adolescente. Cobran penal, viene uno de los referentes y me da el balón. Lo erré. Me agitaron en el vestuario, me dieron unas pataditas, me llamaron mocoso atrevido... y ahí dije que se terminaron las salidas", expresó. Incluso vistiendo los colores de Ibiza. "Llegué y lo primero que me dijeron fue que acá te vas a divertir. No salí nunca, no me interesó. ¿Sabés lo que hacía? Iba en el camión del club a las 08.00, casa por casa, a buscar a mis compañeros. Las madres me abrían y decían 'ahí lo tenés, a ver si lo levantás vos'", contó.
Mantener ese estilo de vida le permitió seguir jugando pese a una extensa cantidad de lesiones. "Fractura expuesta del tobillo, fractura expuesta de tibia y peroné, ligamento cruzado, menisco interno, costillas quebradas por doquier, fractura de clavícula y ojo derecho operado a punto de haberlo perdido", enumeró. Meses atrás sufrió un infarto pulmonar. "Me dijeron que salió todo bien y que me cuide. Gracias a Dios me cuido, pero estoy acá. Yo creo que hay algo y si hay algo hay que sacarlo a luz. Si soy un elegido lo voy a demostrar y lo hago, que sirva de ejemplo y para generar cosas buenas", añadió.