Esta Nochebuena, a millones de kilómetros de la Tierra, un aparato creado por el ser humano estará más cerca que nunca de nuestra estrella, el Sol. Y los científicos, mientras brindan por la Navidad que llega, estarán atentos a observar si el increíblemente acercamiento de la sonda Parker de la NASA, viene con un regalo de Papá Noel: una llamarada solar que impacte en la nave espacial.
Este histórico sobrevuelo al Sol viene acompañado de varios récords. La sonda estará a una distancia de solo 6,1 millones de kilómetros de la superficie solar, ocho veces más cerca que Mercurio. A esta proximidad, batirá su propio récord como el objeto más rápido creado por el hombre, alcanzando velocidades de 700.000 km/h, unas 150 veces más rápidas que una bala de rifle.
Lanzada en 2018, la sonda solar Parker fue diseñada para estudiar la atmósfera exterior del Sol, conocida como corona. Este esfuerzo audaz de los científicos de la NASA logró que la nave complete hasta ahora 21 travesías alrededor de nuestra estrella, acumulando velocidad y acercándose progresivamente gracias a maniobras de asistencia gravitacional, particularmente alrededor de Venus.
El pasado mes de noviembre, Parker completó su séptima y última asistencia gravitatoria con Venus, un movimiento que le permitió alcanzar su velocidad máxima y la colocó en ruta para su acercamiento más próximo al Sol.
Nour Raouafi, científico del proyecto Parker, destacó la magnitud del logro al compararlo con el hito del alunizaje en 1969: "Será un logro monumental para toda la humanidad". Además, el escudo térmico casi indestructible de la sonda permitirá soportar temperaturas superiores a los 1400 grados Celsius, protegiendo sus delicados instrumentos científicos mientras enfrenta la hostilidad extrema de nuestra estrella.
Explorar un Sol turbulento
El sobrevuelo de la Nochebuena ocurre en un momento especialmente emocionante: el máximo solar. Este fenómeno es parte del ciclo de 11 años del Sol, caracterizado por una intensa actividad magnética, manchas solares frecuentes y erupciones que lanzan colosales cantidades de plasma y partículas cargadas al espacio.
En los últimos meses, el Sol ha estado particularmente activo, con eventos explosivos consecutivos que han provocado auroras boreales tan intensas que se consideran las más fuertes en 500 años. "El Sol está haciendo cosas distintas a las que hacía cuando lo lanzamos por primera vez", comentó Nicholeen Viall, coinvestigadora del instrumento WISPR a bordo de la sonda. Estos cambios han permitido a los científicos observar nuevos tipos de vientos solares y tormentas magnéticas.
El equipo de la misión espera que la sonda atraviese columnas de plasma aún conectadas al Sol, proporcionando datos críticos sobre cómo las partículas cargadas se aceleran a velocidades cercanas a la luz. Estos fenómenos, fundamentales para comprender el comportamiento del clima espacial, tienen implicaciones tanto para la Tierra como para el estudio de otras estrellas en el universo.
La turbulencia solar también ofrece la posibilidad de observar fenómenos como erupciones consecutivas que se fusionan, un escenario que los científicos creen que podría ser clave para entender la dinámica magnética de nuestra estrella. "Nos estamos preparando para hacer historia", afirmó Raouafi. Este fenómeno podría arrojar luz sobre los mecanismos de aceleración de las partículas solares, esenciales para predecir el impacto del clima espacial en la tecnología terrestre.
La posibilidad de que una llamarada solar coincida con el paso de Parker no preocupa a los científicos. La sonda ya ha demostrado ser resistente a estos violentos choques de plasma y radiación, sobreviviendo a una erupción masiva en 2022. Raouafi afirmó que "Parker está diseñada para manejar este tipo de eventos". Esa llamarada confirmó una teoría de décadas: las eyecciones de masa coronal actúan como aspiradoras, limpiando polvo espacial y dejando un vacío casi perfecto.
Misterios resueltos y nuevos desafíos
Desde su lanzamiento, Parker ha arrojado luz sobre cuestiones que intrigaban a los astrónomos durante décadas. En 2021, la sonda logró "tocar" el Sol por primera vez al atravesar la corona, recopilando datos sobre la composición y dinámica de esta región. Además, este año cruzó por primera vez una eyección de masa coronal, aportando información sobre cómo la corona alcanza temperaturas superiores a las de la superficie solar, un misterio largamente debatido.
Otro hallazgo crucial ha sido entender la interacción entre los vientos solares rápidos y lentos, así como su influencia en la formación de tormentas geomagnéticas que afectan la Tierra. La sonda también está ayudando a clarificar cómo el campo magnético del Sol cambia durante su ciclo de actividad, un paso esencial para anticipar mejor los riesgos del clima espacial.
El próximo paso será entender qué ocurre con el campo magnético del Sol durante estos períodos de actividad intensa. Los datos que Parker recopile podrían ser esenciales para mejorar las predicciones del clima espacial, vitales para proteger las tecnologías terrestres y las misiones espaciales humanas. Según los científicos, cada fragmento de información obtenido podría tener aplicaciones inmediatas en la protección de infraestructuras críticas en la Tierra.
Cualquier llamarada que se dirija hacia la sonda solar Parker no será vista por la propia nave espacial, que no se comunicará con el centro de control de la misión, sino por otras naves espaciales de observación del Sol, como la European Solar Orbiter. Los científicos sabrán cómo se enfrentó la sonda solar Parker a tales eventos cuando la nave espacial vuelva a ponerse en contacto con el centro de control de la misión a través de un tono de radio crítico el 27 de diciembre, seguido de imágenes y datos científicos en el Año Nuevo.
Los expertos de la NASA esperan que las observaciones conjuntas proporcionen una vista tridimensional de las tormentas solares y sus efectos.
Aunque la sonda continuará sus sobrevuelos hasta 2025, su combustible se agotará eventualmente. Una vez que eso ocurra, la mayor parte de la nave se destruirá al adentrarse en el Sol. Sin embargo, su escudo térmico podría permanecer orbitando la estrella durante miles de años como un testamento de la osadía humana.
Antes de su desaparición, Parker realizará hasta cuatro sobrevuelos adicionales que podrían acercarla incluso más al Sol, aunque solo unos pocos cientos de kilómetros más cerca que su récord actual. Cada uno de estos encuentros ofrecerá la posibilidad de recopilar datos de altísima resolución, asegurando que la misión cierre con una nota de excelencia científica.
La sonda solar Parker no solo ha ampliado el entendimiento científico, sino que también ha inspirado a una nueva generación de exploradores y astrónomos que buscan seguir descifrando los misterios del Universo.
Este sobrevuelo en Nochebuena simboliza un momento de conexión entre la ciencia y la humanidad, y recuerda que, incluso en las noches más festivas, la búsqueda de conocimiento sigue iluminando el camino hacia las estrellas.