En muchos hogares, el gato es un miembro más de la familia y la convivencia con los adultos de la casa fluye sin problemas. Hasta que viene un bebé y el cambio de vida es radical. ¿Cómo reaccionará el que hasta ese momento era el "bebé" de la casa ante la aparición del recién nacido? Consultamos a Cecilia Cundon, veterinaria y docente en la cátedra de Microbiología de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA, que nos aclaró esta y otras preguntas.
1. ¿Cómo percibe el gato la llegada del bebé?
Si existe una especie perceptiva es el felino. Creo que por eso son tan admirables. Así como el perro, el gato percibe los cambios de olor debido a los cambios hormonales de la mujer embarazada. Muchas veces soplan y se encorvan o, por el contrario, se ponen más mimosos de lo habitual o tienden a esconderse. Estas actitudes son perfectamente normales. Pero una vez que reconocen el cambio, se adaptan y esos nuevos olores empiezan a formar parte de lo que se denomina umwelt es decir, el medio ambiente normal.
2. ¿Cómo le presento al nuevo integrante de la familia?
Lo importante es no forzar el acercamiento. Nosotros no le ordenamos nada al gato. El gato decide. Si es recomendable acercarle mantitas o ropitas que el bebé haya estado usando durante su estadío en la clínica. Una buena recomendación es mientras el bebé está en la clínica, llevar a casa mantitas en las que haya estado envuelto para que disfrute y reconozca los olores. Incluso, aunque parezca asqueroso, hasta pañales usados. Pero hay situaciones que no vamos a evitar y de hecho no debemos hacerlo. Es muy probable que cuando el bebé llegue, el gato lo sople o se encorve. Es una especie muy territorial y es normal que lo haga. Luego, es probable que se esconda o no se acerque de inmediato. Hay que darle su tiempo. Si el gato tuvo problemas de conducta previos, hay que acudir a un especialista en conducta animal.
3. ¿Cómo lo acostumbro a la presencia del bebé?
No acostumbramos a la presencia del bebé sino que es el gato quien decide cuando acercarse. Al principio seguramente se va a exaltar con los llantos o los cambios de rutina, pero al ser seres más independientes y haber manejado previamente los condicionantes de estrés, él mismo va a acercarse según sus tiempos. Hay que respetarlos, no obligar.
4. ¿Qué puedo hacer para evitar que nuestra mascota esté celosa?
Es importante aclarar algo: el gato no se pone celoso sino que se estresa. Y es una especie muy susceptible al estrés pudiendo acarrear incluso problemas a su salud. Existen en el mercado alimentos comerciales que les permiten reducir los niveles de ansiedad, feromonas sintéticas en diferentes presentaciones (difusores, spray en incluso collares pero en lo personal desaconsejo el uso de collares), moduladores de conducta de origen natural e incluso flores de Bach. Todo esto lo recomiendo no solo ante la llegada de un bebé sino ante cualquier cambio en la vida de un gato (por ejemplo, una mudanza). Hay que estar atentos a cualquier cambio en su salud. Por ejemplo, en gatos machos se pueden producir obstrucciones urinarias por estrés. Más allá de todo esto, dejarlo interactuar con los preparativos: el armado de la cuna, el cochecito, etc. Es un animal en extremo curioso por lo cual satisfacer la curiosidad ante esas nuevas adquisiciones es importante para que se familiarice con las mismas.
5. ¿Transmite toxoplasmosis?
Un gato no representa un riesgo para la mujer embarazada en la transmisión de toxoplasmosis. Eso es un mito que debe ser desterrado ya. El gato sólo transmite toxoplamosis en los primeros días de su vida por materia fecal la cual a su vez tiene que ser reciente. Las principales vías de transmisión son la carne mal cocida y verduras mal lavadas, no el gato. Entre todos desterremos ese mito dado que muchos abandonos de gatos se producen por ese motivo.
6. ¿Puede contagiar otras enfermedades?
Para evitar malos momentos es importante llevar a cabo el control de parásitos internos (Toxocara cati y protozoarios) y externos (pulgas) de nuestro gato. Además, mantenerle las uñas cortas porque existe la posibilidad de enfermedad del arañazo, que si bien puede ocurrir en adultos, los bebés que todavía no tienen desarrollada sus defensas inmunológicas siempre resultan una población más susceptible.