Lilia Guillén nunca imaginó que el jueves 1 de agosto iba a terminar durmiendo en el calabozo de la Comisaria 32 y con el temor permanente de ser trasladada a la Penitenciaría. Del local comercial familiar donde ella trabaja, Café del Mundo, salió esposada y rodeada de policías.
La subieron a un furgón. Iba llorando, sin comprender por qué estaba detenida.
A todos les explicó que su cuenta de Facebook había sido hackeada en noviembre del 2022. Seguramente pasó las peores horas de su vida.
El lunes siguiente, ya con el asesoramiento del abogado Gonzalo Pagliano, comenzó a ver las cosas de otra manera. Primero le otorgaron la prisión preventiva domiciliaria y luego de declarar ante el fiscal recuperó la libertad.
Ahora espera el sobreseimiento que podría llegar luego de que los peritos analicen las pruebas presentadas y comprueben lo que les dijo desde primer momento: que le hackearon su cuenta y no fue ella quien subió el material de abuso infantil a Facebook.
Después del sobreseimiento la idea es sumarse a la causa como querellante para descubrir quién fue la persona que le hizo este daño.
