La mística que había acumulado Marcelo Gallardo en sus años de gloria con River no le alcanzaron para lograr la épica ante Atlético Mineiro. Luego del 0-3 que se llevó de la ida,el Millonario igualó 0-0 y quedó eliminado en semifinales de la Copa Libertadores de América. El gran objetivo de este año, a sabiendas de que la final se iba a jugar en el estadio Monumental, era conseguir la quinta conquista, por lo que la dirigencia desembolsó una importante cantidad de dinero en refuerzos, que finalmente no le sirvió para tacharlo de la lista.
La principal curiosidad del último mercado de pases de la Banda es que lo empezó con Martín Demichelis como entrenador, pero lo terminó el Muñeco. Tras una serie de caídas y actuaciones decepcionantes de su River, la Comisión Directiva resolvió despedir a Micho yllamar al nacido en Merlo para que concretara su regreso al banco de suplentes.
Durante la primera etapa de la ventana, con el ex-Bayern Munich al mando del barco, el club de Núñez incorporó al arquero Jeremías Ledesma -3.500.000 dólares desde Cádiz-, al delantero paraguayoAdam Bareiro -4,5 en total a San Lorenzo- y los defensoresFederico Gattoni -llegó a préstamo con opción de compra proveniente de Sevilla- y Franco Carboni, cedido desde Inter. A su vez, el Millo accionó la cláusula de repesca de Felipe Peña Biafore y se lo quitó a Lanús, al que se lo había prestado. Sin embargo, estos dos últimos se marcharon de Núñez al cabo de unas semanas cuando se enteraron que no iban a ser tenidos en cuenta por el Muñeco y volvieron a sus anteriores destinos.
Al aterrizar, Gallardo se dio cuenta que no iba a alcanzarle para competir en la Libertadores con estas incorporaciones, porque ninguna estaba rindiendo como se esperaba. Por lo tanto, River pegó el golpe sobre la mesa y trajo a dos campeones del mundo con la Selección Argentina en Qatar 2022 en un santiamén: Germán Pezzella , zaguero de Betis por el que invirtieron 4 millones de euros, y Marcos Acuña , procedente de Sevilla a cambio de un monto cercano a los 2 palos de la divisa europea.
Semanas después, compró a dos viejos anhelos de su etapa previa en el cuadro de Núñez: Maximiliano Meza y Fabricio Bustos, por los que puso otros 6.000.000, destinados a las cuentas bancarias de Rayados de Monterrey e Inter de Porto Alegre, respectivamente.
En el segundo tramo del mercado de pases apostó por jerarquía pura y dura, pero ni siquiera esa inversión de 20 millones de dólares -aproximadamente- le vastó al Millonario para obtener la ansiada y esquiva quinta conquista. Según Transfermarkt, fue el club argentino que más plata desembolsó en la última ventana, por delante de Boca, Vélez, Talleres, Rosario Central e Independiente. Ahora, le quedará utilizar todos sus recursos para no quedarse en la puerta de la siguiente edición del máximo certamen continental.
El partido
El equipo de Marcelo Gallardo fue el que propuso ampliamente durante el desarrollo, pero se topó con su propia pólvora mojada y una gran noche del arquero Éverson. Sin embargo, hasta promediando el primer tiempo no logró generar peligro serio pese a dominar. Demasiado tarde para una noche donde primaba el apuro. Éverson apareció para frustras a Matías Kranevitter y a Facundo Colidio lo mordieron justo cuando se relamía, pero el equipo de Gabriel Milito demostró que podía lastimar de contra complicando a Franco Armani con un mano a mano de Deyverson.
El arbitraje de Wilmar Roldán también robó algo de escena cuando le perdonó la vida al amonestado Lyanco al que, rápido de reflejos, Milito reemplazó en el entretiempo. En cambio, el Muñeco esperó a los 12 para jugársela con los pibes Claudio Echeverri y Franco Mastantuono, y logró mejorar notoriamente su poder de fuego. Igual, el arranque del segundo tuvo una acción para el infarto local: tiro en el travesaño de Gustavo Scarpa y Armani salvando ante Deyverson tras el rebote.
El Diablito fue el primero en amenazar a Éverson y con el ingreso del Pity Gonzalo Martínez (en un doble cambio en el que Miguel Borja salió silbado) afinó aún más el ataque anfitrión. Echeverri volvió a exigir al guardameta y luego Armani respondió ante el ingresado Rubens, antes de una acción desestimada por el VAR en la que el Millonario pidió penal de Rodrigo Battaglia sobre Maxi Meza.
Como una muestra (más) de la suerte torcida de River, el Pity metía un golazo de tiro libre pero el árbitro no había dado la orden; en la repetición lo lanzó bajo besando el palo izquierdo del arquero. Y en la última, Meza remató bajo desde afuera y allí el besado fue el poste derecho. Pese a las esperanzas, las fuerzas mancomunadas entre protagonistas e hinchas y la fe en los milagros, definitivamente no era la noche de River. Ni la serie, ni la Copa.