Cargando...Desde hace algunos años el amor trajo a Néstor Barreiro a vivir a San Rafael. Periodista destacado de los principales medios de la Argentina, poseedor de una mirada crítica y objetiva y dueño de una pluma literaria que surgió de las ironías de sus pensamientos cuando la realidad superaba la fantasía.
Hace unos días publicó su nueva novela "El frío menú de la venganza" un escenario de ficción que podría llevar adelante una víctima que no puede recurrir a la justicia -escenario común y habitual en la Argentina-. Charla amena y esta entrevista con Info Ya que anticipa algo sobre el libro y su escritor.
¿Qué lo inspira a escribir?
Buena pregunta. No tengo la menor idea. Escribir es parte de uno mismo, como respirar, comer, dormir, viene de fábrica. Tal vez se empieza por leer, como los músicos deben empezar por escuchar música. No lo sé. Lo que sé es que cuando aparece una idea, más que una idea, es una orden: ponete a escribir.
Esta no es su primera novela, sin embargo, para algunos escritores cada libro es como una primera vez. ¿Cómo es su proceso creativo?
Nunca es igual, a veces parecido, pero cada libro es como las personas: único e irrepetible. Y el proceso puede ser ordenado o caótico. Puede nacer de una idea y cambiar totalmente, o seguir un plan muy preciso. En mi caso no hay un sistema, un horario. Es cuando y como puedo, cuando y como tengo ganas, o cuando siento que tengo que hacerlo, sí o sí.
¿Cómo nació la idea de "El frío menú de la venganza"?
A partir de un hecho real de abuso sexual. Pensé cómo podrían vengarse las víctimas de los abusadores, en casos similares en los que es imposible recurrir a la justicia, pero el escenario en el que transcurren los hechos y los hechos mismos no son reales, es ficción. Es decir, me puse en el lugar de las víctimas y armé un plan de venganza que no podía fallar, aunque llevará muchos años ejecutarla.
¿Qué plantea la obra?
¿Cuándo una venganza es justicia y cuándo es otro delito? Y si es otro delito, ¿qué acumulación de injusticias llevan a cometerlo? Y si es justicia, ¿por qué hay que mantener la venganza oculta como si fuera un delito?
¿Dentro de que realidad se encuadra?
La que todos conocemos, la que surge de los casos del abuso de poder en esta Argentina feudal que subsiste, y no solo en algunas provincias, en la que algunos se creen con derechos hasta sobre la vida de las personas. La Catamarca de los Saadi, con el crimen de María Soledad Morales; el Tucumán de Alperovich, con los ataques sexuales a su sobrina y de un caso similar al de Catamarca, el de Paulina Lebbos, que estuvo desaparecida dos semanas, hasta que encontraron su cadáver; el Chaco de Capitanich, Emereciano Sena y Marcela Acuña, con el de Cecilia Strzyzowski. Lamentablemente, la lista es larga, y es la realidad, que por lo general supera a la ficción.
¿Cuánto tiempo tardó en escribir la novela?
Más de dos años. Obviamente, no estuve dos años sentado frente a la computadora, pero sí pensando, hablando con cada uno de los personajes que se aparecen en los momentos más imprevistos y reclaman que nos ocupemos de ellos porque no son "como personas": son personas con sus realidades. Si no lo creemos, no debemos escribir historias.
¿Se divierte cuando escribe o se estresa?
Depende de lo que esté escribiendo. La ventaja de la literatura sobre el periodismo es que no existe un plazo de entrega, salvo que uno tenga la capacidad de convertirse en un escritor exitoso al que la editorial le reclama los originales de su nueva novela, por la que ya le ha pagado un anticipo.
Cuando llega el momento del punto final ¿Cómo se siente?
Que le falta algo. Como decía Borges, uno publica para dejar de corregir.
¿A qué público lector va destinada la obra?
Al que le guste leer, no hay otro requisito.
¿Cómo puede adquirirse?
Es un libro digital. Decidimos hacerlo así porque el precio del papel y de las imprentas se ha ido a un universo paralelo. Basta con mandar un email a la editorial y pedirlo: delempedrado@gmail.com.
¿Ya comenzó una nueva historia... para despuntar las ganas?
Sí, estoy corrigiendo la novela que pretendo publicar el año que viene. Los que no fui, se llama. Hoy basta con mirar las mesas de un restorán para darse cuenta de que muchas veces la gente no está en el lugar que parece que está: no está ahí, está con alguien o algo que mira o escucha en su celular. Pero no necesitamos los celulares para estar en otro lugar. ¿Cuántas veces no hemos visto o dejamos pasar algo que podría haber cambiado nuestras vidas al punto que pudo haber sido otra? Ese es el tema central. Obviamente, hay una historia de amor a la que le llevó treinta años empezar y un extraordinario caso de corrupción política que se desarrolló durante esos treinta años. Está contada en dos tiempos, el pasado y el presente, por un narrador omnisciente y por el protagonista que, curiosamente, es un periodista.
