Cargando...Hay días en los que nos encontramos en una página vacía, con todo por hacer pero en blanco. O porque no hay ganas, o porque habría que dedicar mucho tiempo para poner en marcha un proyecto, o tan sólo para soñar aquello que no nos atrevemos a imaginar.
Nunca estamos en el lugar donde nos encontramos. Estamos en otro lado, en otro momento o en otro tiempo. Mañana será el día, decimos y mañana es un próximo futuro que a veces se transforma en pasado sin haber llegado a ver la luz.
Arriesgarse a ser dueños del espacio y del pensamiento; de las ganas y del entusiasmo; de tener el coraje suficiente para desafiar las estructuras y dar rienda suelta a la creatividad y a la esencia; cuesta cada vez más.
En este siglo, altamente conectado, nos sentimos solos, intimidados, avergonzados frente a nadie pera ante todos, distraídos de lo esencial, alegres o tristes alternativamente sin permitirle al alma ejercer el pleno derecho a adueñarse de sus experiencias que se convertirán en historias.
Hay que animarse a hablar aunque cueste, a transitar nuevos caminos, a buscar otros horizontes, a abrir la ventana para que entre el aire frio de la mañana y dejar que la vida nos sorprenda de nuevo.
El proceso era natural hasta hace un tiempo, y tal vez hoy habría que volver un poco la mirada para descubrir donde dejamos guardado el entusiasmo, cuando jugamos a la escondida con nosotros mismos. ¡Piedra libre! La vida nos está esperando y puede ser fantástica.
