Es un día para mirarnos a los ojos y encontrar las llaves del alma, girarlas, y abrir las puertas para dejar que entremos nuevamente en nosotros mismos y renovar la fe en la importancia de la vida. Navidad es fe.
Es creer que nuestro paso tiene un destino destacado y que las piedras que aparecen pueden vadearse.
Es mirar hacia atrás y ver lo sembrado que se refleja en la cosecha de hoy. Es el amor perenne que tenemos todos, aun los que se sienten solos.
Es tener la certeza de los amaneceres y los ocasos, y las noches, y los pájaros y el aire, y el agua, y el alimento, y los abrazos y los unos y los otros que nos complementan.
Navidad es Dios, sin importar la forma en que lo nombres. Navidad es tu renacimiento y tu luz, la esperanza de volver a nacer y creer que todo puede ser maravilloso. Por eso fe es certeza. Jesús le puso tiempo al tiempo y alas al alma, ojos al cielo y sentido a nuestros días. ¡Feliz Navidad!