Mamá es ¡Mamá!

Memorias del Alma | por Susana Platero

El dicho popular dice que "Madre hay una sola" y eso encierra que la única que hay al menos para cada uno de nosotros es la que nos dio la vida o la que nos acunó el alma. Mamá. Mamita. Vieja, ella sabe que hablan de ella.

Mamá es mamá. Es la que nos banca siempre y por sobre todas las cosas nos ama sin condiciones. En un tiempo donde el amor va perdiendo su cotización, amar a mamá es saber que tenemos un cable a tierra conectado por siempre.

Es "pesada", "rompe... ", "insistidora", "cuida", pero eso es justamente lo que la convierte en la única persona a la que le bancamos todo, aunque reneguemos siempre.

Dependimos de la cuna que fue su vientre y de su pecho que fue cobijo. Cuando somos grandes, ella es el refugio seguro para resguardarnos cuando la realidad aprieta y el dolor conmueve.

Mamá es fortaleza, y también un montón de errores que va tratando de arreglar con su humilde conocimiento del mundo de hoy, pero con su inconmensurable bagaje del mundo en el que creció.

No es fácil ser mamá siglo XXI, sin embargo, cuando ellas nos miran nos ven el alma y cuando nos reprenden nos tocan la conciencia. Eso es trascender la vida en otra vida y vivir por siempre en el corazón de otro.

Jorge Bucay dice que cuando se mueren nuestros padres, sin importar la edad que tengamos, entendemos el verdadero alcance de la orfandad. Porque es, justamente ahí, cuando sabemos que nunca más seremos imprescindibles para otra persona.

Por eso Mamá es Mamá, aunque se haya ido, aunque esté lejos, aunque sea "ella" con todos sus pros y sus contras. Abrazala el domingo. Perdete en el perfume de su cuello y enredate en los latidos de su corazón o en su recuerdo. A lo mejor, la magia de ese amor nos hace comprender que el milagro de la vida somos cada uno de nosotros... gracias a ella.