Inventariarnos

Memorias del Alma | por Susana Platero

Inventariar significa determinar qué tenemos y cuánto tenemos, pero no menos importante nos define también qué nos falta y en qué cantidad.

En la vida no es muy diferente, siempre hay un momento en el cual el inventario nos tiene que enfrentar a lo que tenemos, a lo que queremos, y a lo que debemos dejar porque no sirve, no se usa o no nos hace bien. Desde emociones hasta personas y desde sentimientos hasta cosas, lograr el equilibrio nos permite transitar cómodos el trecho del camino que estemos recorriendo.

Los enojos, las iras, las molestias que por ahí cargamos por tiempo indeterminado son pequeños anclas que ralentizan el paso, nos curvan la espalda y el optimismo. El desgano se apodera del entusiasmo y lo cubre con su arma principal que es la apatía y la postergación de sueños y de ganas.

Hacer el inventario puede resultar una tarea fastidiosa, porque la suma que tenemos que hacer muchas veces es una resta y lo que creíamos que debía multiplicarse lo vemos dividirse en mil pedazos que resultan imposibles de recuperar.

El inventario correcto nos llena de nosotros mismos, nos enfrenta, nos sonríe, nos lastima, nos valora y, sobre todo, cuando lo hacemos bien nos dice la verdad y nos ofrece una paleta de opciones para equilibrar los resultados.

A partir de ahí, surge la mente hacedora de milagros y comprendemos que para crear lo que realmente deseamos tenemos que creer en nosotros y luego dejar actuar la magia de la cual somos dueños; después sólo resta vivir en armonía y disfrutarlo.